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22 de febrero de 2011

Viaje al corazón de Neruda II


Neruda y El Abuelo:
Los fascinantes gustos del poeta

(Parte 2 de la entrevista al dueño de la tienda de antigüedades “El Abuelo”, Pablo Eltesch Mihoevic)

Por Grace Gálvez

¿Cómo era Neruda para escoger objetos?
Lo conocimos muy bien y puedo asegurarle que con una mirada reconocería qué compraría.
Hicimos una exposición de antigüedades llamada “Gustos del poeta” y todo lo elegí yo. Todo de lo que estaba seguro que a Neruda le habría gustado.
El día anterior de la muestra me llamó la directora (de la Fundación Neruda) para mostrarme cómo había puesto las cosas. Entonces se me preguntó qué habría aquí que no le habría interesado a Neruda. Había una cosa: una taza de plaqué con su platillo, se llamaba taza bigotera. Antes se usaban bigotes y la taza servía para que no entren los bigotes al té.

¿Cómo definiría los gustos de Neruda?
Le gustaba lo ingenuo. Por ejemplo, El Mercurio era el diario de derecha y en Isla Negra hay un cuadro que era nuestro, en el que sale este diario envolviendo una verdura. Era simpático e ingenuo. Buscaba cosas así, pero también tenía cosas finas.
En ese tiempo los pianos tenían ruedas que se hundían en el piso y lo rompían, y para evitarlo se les ponía unos vidrios que parecen ceniceros gruesos. A Neruda se le ocurrió empezar a coleccionarlos porque había de todos los colores, pero no era fino, era vidrio. Cuando murió Neruda nosotros empezamos a coleccionarlos. Lo copiamos.
Lo mismo que él por su cuenta coleccionaba gramófonos, cajas de música y nosotros, sin tener que ver con Neruda, coleccionábamos lo mismo.
Neruda quería comprarle cajas de música a mi papá y mi papá quería comprarle cajas de música a Neruda. No llegaron nunca a nada.

¿Cuántas cosas compró Neruda en “El Abuelo”?
Sin exagerar, el 20 por ciento de sus cosas las compró aquí porque este era el único negocio en ese periodo. El mismo año 73 nos compró (año en que murió Neruda).
Nos pasaron cosas curiosas con él. En el año 64 había aquí un mueble largo de madera. Era feo y corriente, no era antigüedad ni nada. Mi papá compró dos frascos de farmacia con unas palmeras de porcelana y que tenían el escudo de Chile al medio, lo que era raro. Quiso quedárselos y los guardó dentro del mueble. Neruda no tenía por qué verlo ya que estaban dentro de algo feo.
Sin embargo, Neruda lo abrió no sé por qué. No le interesaba el mueble, sino los frascos de farmacia y empezó a fregar. Ahora están en Isla Negra.

¿Qué otras curiosidades recuerda?
Una vez mi papá compró un cuadro que tenía una placa de bronce y yo quedé impresionado. Eran unas peras y manzanas, y decía “Domingo Huetos”. Pensé, por ignorancia, que debía ser importante. Me recorrí todos los museos de Valparaíso y revisé los catálogos pues pensé que era obra de un gran pintor. No figuraba en ninguna parte. Neruda lo compró.
En otra oportunidad, mi papá colgó un cuadro muy curioso: era media sandía ahuecada con frutas adentro. La media sandía hacía la labor de un frutero común. Yo le decía a mi papá que saque esa mugre de cuadro, que lo mande a remate, que le den lo que sea, que no sirve. «Déjalo allí», me decía. Hasta que llegó Neruda y preguntó su precio. Para mi gusto ese cuadro valía 10.000 pesos y mi papá le pidió como 300.000 pesos. Neruda se lo llevó y yo quería poco más que botarlo a la basura. Error mío, pero mi papá captó. Ahora está en La Sebastiana.
Una vez, cuando fuimos a la casa de Neruda, él estaba dando una entrevista a una radio y nos pidió que nos quedáramos callados porque estaban grabando. Cuando terminó la entrevista le dijo a mi papá: «tocayo, perdone que lo haya hecho esperar, pero yo sé que cuando hay cambios hay violencia y yo soy enemigo de la violencia».

¿Fue amigo de Neruda?
No lo éramos. Nos pedía prestados sombreros de almirantes y cosas así para sus fiestas de disfraces, pero nunca nos invitó ni tampoco nosotros a él. Le teníamos respeto. Inclusive antes del Premio Nobel Neruda era importante. Era un gallo alto, macizo, parecía decir «aquí llegué yo».
Era medio ególatra, pero muy caballero. Llegaba aquí y hablaba sólo de antigüedades con mi papá y conmigo. Esa era la unión y el nexo.

¿Conserva alguna foto con el poeta?
Yo le echo la culpa a mi papá: nunca le pedimos un autógrafo y nunca nos sacamos una foto con él. Tal vez fue porque estábamos tan acostumbrados a verlo que no se nos ocurrió.
Después vino el escritor José Donosso y mi hermana corrió para buscar un libro de él para que se lo autografiara al tiro (inmediatamente), porque ya habíamos cometido ese error con Neruda.

¿No guarda algún recuerdo suyo?
El 26 de diciembre Neruda vino y compró algo muy barato, de 20.000 escudos (antigua moneda chilena), y dijo: «me voy a dar el gusto de hacer este cheque a nombre de “El Abuelo”». Tuvo que haber puesto el nombre del dueño y no el del negocio. Mi papá quiso guardar el cheque, pero mi mamá quiso sacarle fotocopia y cobrarlo. Ganó mi mamá. Salió más apretada comerciante.
En La Sebastiana me contaron que alguien puso un cheque de Neruda posterior a ese. Como que fue la última compra que hizo Neruda. No es verdad porque nos compró el molinillo poco antes de morir. Estoy convencido de que esa fue la última compra que hizo.


17 de febrero de 2011

Viaje al corazón de Neruda I


Neruda y El Abuelo:
Los fascinantes gustos del poeta
(Parte 1)
Por Grace Gálvez

Existen dos lugares en Valparaíso que todo nerudiano debe visitar para conocer más a Pablo Neruda: La Sebastiana y El Abuelo.
Luego de caminar cuadras enteras por la calle Independencia, hallé finalmente la tienda de antigüedades “El Abuelo” y nada más y nada menos que a su facundo dueño, don Pablo Eltesch Mihoevic, quien me concedió una exquisita entrevista con un sinnúmero de anécdotas de cuando Pablo Neruda visitaba su establecimiento.
Con más de medio siglo de existencia (1960 – 2011), “El Abuelo” fue declarado Patrimonio Intangible de Valparaíso y galardonado con la Medalla Bicentenario de la ciudad puerto el 2010. Aquí la conversación concedida a Política&Viajes.

¿Con cuánta frecuencia venía Neruda?
El negocio se instaló en 1960 y un par de años después Neruda empezó a venir, hasta que murió en 1973. No vino una ni dos veces, sino cien veces.

¿Qué objetos solía comprar?
Todos los objetos que se ven al fondo (en la foto): gramófonos, cajas de música, letreros enlosados, de todo. Como viajaba mucho, compraba cosas de esa época que los demás desechaban. Por ejemplo buscaba postales medio eróticas que tiene en Isla Negra (una de sus tres casas).
Si revisa las casas con detención se fijará todo lo que le digo. La gente buscaba muebles Luis XV, Luis XVI, muebles dorados, de caoba. Él no. Él quería sillas de barcos, faroles, muñecos. Eso era para él importantísimo. Tenía cosas que yo querría tener.

¿Qué anécdotas recuerda?
Después de que Neruda ganó el Premio Nobel vino al negocio a saludarnos, ya estaba un poco cojo por su problema con la próstata, y nos pidió el teléfono prestado. Dijo: «hola cómo estás, esta es mi primera visita a Valparaíso, adivina dónde estoy… en “El Abuelo” pues hombre». Es decir, en la primera visita que hizo a Valparaíso, de frente vino aquí.
Un tiempo después, mi papá compró un molinillo de café enorme de fierro, con ruedas, el único que he visto en 50 años en el negocio, y Neruda lo quiso comprar. Hizo una oferta y mi papá se negó porque lo quería tener en la entrada como símbolo del negocio.
Horas después, María Mather (la artista que hacía mosaicos para Neruda) vino a hablar con mi papá y le dijo: «déle el último gusto al poeta que está muy mal, véndale el molino». A mi papá le dio no sé qué, pescamos el molinillo, lo echamos al auto y se lo llevamos a Isla Negra. Ahora está en el bar.

Observé muchos cuadros de sandías en La Chascona (una de las tres casas de Neruda)
Sí. Un día Neruda fue a la casa de mi papá y observó un cuadro enorme. Era una sandía, pero la sandía era irreal, como que la habían botado y se había caído al suelo y el corazón de la sandía, la mejor parte, estaba como sobresaliente del pedazo más grande. Era de un autor chileno desconocido en esa época. Veías la sandía y querías comer sandía. Entonces Neruda empezó: «tocayo véndamela». Ahora está en La Chascona.
Había otro cuadro de otro pintor chileno y tampoco la vendía. La sandía era el orgullo de mi casa, la puso en un lugar preferencial y Neruda empezó a molestar que se la vendiéramos hasta que llegó con una chiva, una mentirilla: «lo que pasa es que me acaban de nombrar embajador en Paris y yo quiero llevar este cuadro a Francia para que vean cómo pintamos los chilenos» e hizo una oferta muy buena. Al final convenció a mi papá. Y fue divertido porque una semana después le dieron un almuerzo de despedida y le dijo a mi papá: «tocayo por favor vaya al hotel Miramar para pagarle». Fuimos mi mamá, mi papá y yo. Llegamos y le hizo el cheque inmediatamente.
Hay gente que dice que Neruda no pagaba, es mentira, fue el más correcto que hay. Nunca tuvimos un mínimo problema con él.

¿Nunca hubo algún impasse?
Yo me enojé con él. El año sesenta y tantos había un programa de un periodista comunista como a las 9 de la noche los domingos. Este tipo hizo un parangón entre Neruda y (Oswaldo) Guayasamín, y dijo que Guayasamín en su pintura decía lo mismo que Neruda en su poesía.
Al día siguiente llegó Neruda y yo con la mejor intención le dije: «don Pablo ayer escuché a Mario Gómez López y dijo esto». Neruda me empezó a retar (resondrar): «¡cómo es posible que digas eso!». Yo le dije: «don Pablo lo siento, pero yo no he dicho nada, yo ni ubico a Guayasamín».
Luego vino el terremoto del 65 y nos trasladamos de local. Venía Neruda y yo ni lo miraba, me escondía, me iba al baño. Estaba enojado. Hasta que a la tercera o cuarta vez yo estaba parado aquí conversando con un amigo y él se acercó a mí y me vino a saludar. Allí se me acabó el enojo. Yo tenía como 25 años.

15 de febrero de 2011

¿Cuánto más vas a aguantar? I


COMBINAGRE

Por Miguel Angel Villanueva

Música a decibeles insoportables acrecentada por órdenes cual generales del Ejército: son los cobradores de combi obligándonos a pasar al fondo, mientras todos nos permitimos viajar como sardinas enlatadas. Soportar el manejo criminal y animal de los choferes es trabajo cotidiano. Perdón animalitos, no quise compararlos. Estoy seguro que un can, por ejemplo, manejaría muchísimo mejor si pudiera hacerlo. 

Ellos son los reyes de la pista, pero ¿en qué momento permitimos darles semejante título si estos locos del volante, a bordo de sus chatarras con llantas, destruyen la seguridad de esta hermosa ciudad? Fue el excelentísimo ex presidente y actual reo por asesinato y corrupción quien a inicios de los noventa causó esta situación que no termina y, parece, no terminará jamás.

Como ciudad hemos retrocedido en vez de avanzar. Lima, Ciudad de los Reyes, qué repugnante te ves con esta clase de transporte del infierno. La cultura del griterío se impone, simplemente porque ellos mandan. ¿Y por qué? Porque usted, amigo lector, lo permite.

Recuerdo una de las muchísimas veces en las que me enfrenté a su maltrato. Le dije al chofer que bajaba en un paradero de la avenida La Marina. Él me escuchó, mientras que el cobrador estaba agitando las monedas con su mano y cobrando en los asientos posteriores. Al verme en la puerta listo para bajar, este cobrador vociferó: «¡¿por qué no avisas dónde bajas?!». No sé de qué forma lo habré mirado, pero le dije con tono firme: «¿qué has dicho?». De inmediato su tono mandón bajó y respondió: «Tienes que avisarme hermano, para parar con tiempo».

A diario tengo que lidiar con situaciones similares. Y tengo que hacerlo, por el momento. No me queda otra. Pero debo hacer valer mis derechos reclamando y exigiendo respeto. Así existen miles de casos ya sea por estacionarse mal para recoger o dejar pasajeros, por competir con otros “reyes” del volante y poner en peligro nuestras vidas, o por querer cobrar de más y de forma grosera.

A tal punto se ha llegado, que cuando uno va a bajar nos ordenan cómo hacerlo: «Pie derecho, pie derecho», y las grandes mayorías descienden aun con el vehículo en movimiento. O también cuando queremos subir. Arrancan antes de que el pasajero haya terminado de pisar el último escalón. Y en vez de quejarse, el usuario se ríe y se sienta. Increíble.

Acabemos de una buena vez con esta situación. Reclame sus derechos y no permita que pongan la música a volúmenes superiores a los permitidos. Háganles sentir que no están en la sala de su casa. Usted paga por un servicio, tiene derecho a reclamar a viva voz. No permita que le digan: «bájate y toma otro carro». Si usted lo hace, está dándoles la razón.

6 de febrero de 2011

Entrevista al presidente de la Academia Peruana de la Lengua y decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM, Marco Martos


San Marcos ofrecería diplomado en corrección de textos

No hay duda de que la unión hace la fuerza. En la clausura del Primer Encuentro de Correctores de Textos del Perú “Alfredo Valle Degregori”, Marco Martos Carrera se comprometió a crear el diplomado en corrección de textos, en su calidad de decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).

En entrevista con Política&Viajes, el distinguido poeta recomendó a los correctores a llegar a convenciones y estándares en el lenguaje escrito, con el fin de lograr un trabajo profesional uniforme de calidad. Asimismo, felicitó y auguró éxitos a Ascot Perú.

P&V: La presidenta de Ascot solicitó el apoyo de las universidades, ¿de qué manera podría ayudar San Marcos?
Será un apoyo intelectual, ya que tienen una fuerza interna muy grande que se ha comprobado aquí. Hacer este encuentro en pocos meses y partiendo de cero es una hazaña, más aun en el verano y en una sociedad como la peruana, que es muy dispersa.
Esto quiere decir que el oficio de corrector es multitudinario y tienen puntos de interés en común grandes: el aspecto académico técnico y el aspecto gremial. Nunca antes se habían reunido los correctores en el Perú y eso es lo importante socialmente.

P&V: ¿Por qué no ocurrió antes?
Las cosas maduran lentamente. Hay cosas que ocurren en momentos históricos y hay razones para eso.
Una cosa que se pude advertir en este Congreso es que se trata de correctores que tienen otras profesiones o actividades, es decir, tienen formación universitaria y eso es muy importante. Sofía (Rodríguez) es lingüista por ejemplo y conozco a otras personas que son literatas. Son las dos áreas más interesadas en el manejo de las lenguas. Ahora, a los lingüistas les enseñan que la lengua oral es más importante que la escrita, pero los pueblos avanzan también por su escritura y el oficio del corrector está en ello.

P&V: ¿Cómo se puede avanzar en este campo?
Se puede corregir mejor si tenemos ciertas normas internas que vayan más allá de las reglas ortográficas. La lengua escrita es convencional pero hay que estar de acuerdo con qué convenciones manejamos.

P&V: ¿Se puede crear la carrera profesional de corrección?
Yo empezaría más bien por un diplomado. La carrera podría ser más general como editor. El corrector es un editor también, pero hay una serie de cosas concomitantes que tienen que ver con la industria y que puede ayudar a que su trabajo sea mejor estimado.
En San Marcos, en la carrera de literatura, tenemos el taller de ediciones que da trabajo. Plantearía que los correctores vayan de la mano con los editores. Editor en el sentido de la persona que se encarga de sacar el libro de la imprenta y llevarlo y seguir todo el proceso. Eso sería bien interesante, donde el corrector juega un papel central.

Entrevista a la presidenta de la Asociación de Correctores de Textos del Perú (Ascot), Sofía Rodríguez


Sofía Rodríguez junto a su padre Raúl Rodríguez

Ascot Perú solicita apoyo de Gobierno, empresas y universidades

A más de 200 profesionales de la corrección reunió el Primer Encuentro de Correctores de Textos del Perú “Alfredo Valle Degregori”, organizado por la Asociación de Correctores de Textos del Perú (Ascot). Todo un éxito. Así lo expresó orgullosa su presidenta Sofía Rodríguez Barrios, quien conversó con Política&Viajes luego de la inauguración que contó con la presencia de Nicolás Yerovi.

La destacada lingüista solicitó el apoyo del Gobierno y de las compañías privadas para lograr un mayor compromiso con la educación de nuestro país, y del mismo modo hizo un llamado a las universidades para que desarrollen cursos, talleres o diplomados de corrección, e incluso pensar en la creación de una carrera profesional.

Con solo 9 meses de creación, Ascot logró convocar a importantes personalidades en los campos de la lingüística y la comunicación para esta primera reunión desarrollada los días 3, 4 y 5 de febrero, e hizo una invitación a todos los colegas interesados en integrarse a esta promisoria organización.

P&V: ¿Cómo surge la idea de organizarse y realizar este encuentro?
Cuando conocí a Marcos Martos y le conté lo que yo hacía y me preguntó si teníamos un gremio y si hacíamos congresos. Y así estamos aquí haciéndolo.  Cuando algo falta, la naturaleza humana lo cubre y la naturaleza de los correctores es la de estar juntos. No sabes la alegría de saber que hay más (correctores) de los que uno pensaba. Me voy del congreso con pena porque muchos colegas correctores no han podido entrar a la sala, ninguno pensó que a través de la web se iba a tener esta convocatoria.
Este proyecto era estimado para 40 o 50 personas, ya que pensábamos que ese era el número de correctores en Lima, pero han venido de Cajamarca, Chimbote, Huacho, Apurímac, Ayacucho, Iquitos, Tarapoto, Colombia y Ecuador. Han estado escondidos, pero están ahí y salen cuando otros se asocian.

P&V: ¿Qué necesitan para realizar su labor?
Lo que necesitamos para que los libros salgan bien publicados es el apoyo de las empresas, como CENTRUM (Escuela de Negocios de la PUCP) que auspició nuestro evento, de las editoriales en que tengan confianza de que los textos serán bien tratados, la confianza de los autores que sepan que no vamos a malograrles sus textos y necesitamos la ayuda del gobierno para que garanticen que la situación va a mejorar.

P&V: ¿Qué sigue después de este Congreso?
Los congresos serán bianuales. El corrector que quiera trabajar con nosotros es bienvenido, el editor que quiera aprender a corregir es bienvenido. Y también aquel que estudió letras, humanidades, comunicaciones, sociología o antropología. Es decir, todo aquel que tenga una formación o no, que quiera ser corrector y que sepa que el oficio de corrector se aprende, se estudia, se prepara.
Ascot tiene todo el propósito de hacerlo en algún momento (educar correctores) y qué bueno sería tener el respaldo de universidades públicas o privadas.

P&V: ¿Cuántos integran la organización?
Somos 15 miembros activos y la convocatoria está abierta. Toda la información la pueden obtener en http://www.correctoresdelperu.com/.

4 de febrero de 2011

Entrevista al presidente de la Unión de Correctores de España, Antonio Martín


«Tenemos que intentar recuperar la dignidad por nuestro lenguaje»

Así lo señaló el presidente de la Unión de Correctores de España (UniCo), Antonio Martín Fernández, institución que asocia a profesionales de la corrección de textos en dicho país europeo. El experto compartió sus experiencias en el marco de la inauguración del Primer Encuentro de Correctores de Textos del Perú “Alfredo Valle Degregori”, el jueves 3 de febrero en la Casa de la Literatura.

Martín Fernández brindó la conferencia “La corrección: propuestas de estandarización de un oficio secular” ante más de 200 de correctores peruanos participantes, en la cual garantizó el apoyo total de las asociaciones de España, Argentina y México a la flamante Asociación de Correctores de Textos del Perú (Ascot), ente organizador del presente evento.  

Asimismo, manifestó que uno de los grandes logros de UniCo fue el incluir al corrector en la Ley del Libro española como partícipe en la elaboración de una publicación impresa, ya que en un inicio la norma incluía a todos, menos a este importante artista de la palabra.

Durante su visita al Perú, Martín también impartió un curso de corrección de textos al Colegio de Traductores Públicos del Perú. Política&Viajes entrevistó al destacado intelectual, al término de su ponencia.

P&V: ¿Cómo surge la idea de asociarse entre profesionales de la corrección de textos en España?
La idea de la unión de correctores surge por la necesidad natural de los profesionales de que un sector esté unido para compartir recursos, ideas y sobre todo apoyarnos mutuamente. Como asociación funciona con una colección de recursos en que nos apoyamos mutuamente y, sobre todo, tener una fuerza y un apoyo moral con el que defendernos, y tener voz propia para que no decidan por nosotros.


P&V: ¿Cómo visualiza a la Asociación de Correctores de Textos en Perú?    
A la Asociación la encuentro muy bien, con un ímpetu que ya nos gustaría a los demás tener. Lo he dicho públicamente: que arranque con un congreso es para quitarse el sombrero y da ejemplo al resto de las asociaciones de correctores de texto en español que hay en el mundo.

P&V: Respecto al nivel de escritura y el habla, ¿en qué adolecemos más?
En el fondo todos tenemos el mismo problema. Todos. No se escribe ni mejor en España ni peor en tal sitio ni en México ni en Argentina. Creo que todos tenemos que intentar recuperar la dignidad por nuestro lenguaje, es decir, igual que el evitar vestir con manchas y arrugado, un mínimo de educación en el lenguaje también es necesario. El corrector está precisamente no para “sacarle los colores”, sino para ayudarle a mejorar su texto.
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