María Cueva Mantari, asháninca de la comunidad Kushibiani en Satipo, Perú |
Gustavo Solís Fonseca:
«Todas las lenguas indígenas de América están en peligro de extinción»
Por Grace Gálvez Núñez
¿Puede una lengua estar en peligro de extinción como los animales o las plantas? Pues sí. Según el Instituto Lingüístico de Verano, en Perú se hablan 91 lenguas y la mayoría de ellas estarían en peligro de extinción. Esto quiere decir que, en algún momento, estas lenguas dejarán de existir y con ellas se irá parte de la cultura de un pueblo.
«Todas las lenguas indígenas de América están en peligro de extinción, unas más que otras», me dijo sentencioso el reconocido lingüista, profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y director del CILA (Centro de Investigación Lingüística Aplicada), Gustavo Solís Fonseca, quien es especialista en lenguas amerindias.
¿Las razones? A decir del intelectual, se debería a las relaciones desiguales en términos económico-sociales entre los distintos pueblos y a la enorme discriminación y racismo que ha hecho que pensemos que no existen otros y, si existen, no merecen atención. «Ahora mismo lo podemos ver en este contexto electoral: se desconoce a los otros, se minimiza, se tiene reacciones de paternalismo, se quiere lavar la conciencia propia —que es una mala conciencia— haciendo regalos que no les sirven como sociedad», agregó.
En su libro Lenguas en la amazonía peruana, Gustavo Solís enumera algunas de las razones por las cuales se ha excluido y dejado de lado a las lenguas de los pueblos amazónicos: falta de identidad como nación, prejuicios, desmerecimiento de las lenguas amazónicas por poseer pocos hablantes y además se les considera «simples dialectos» pues no tienen escritura ni gramática[1]. Lo mismo sucedería con las demás lenguas indígenas.
Como ejemplo de una lengua en grave peligro de extinción tenemos al taushiro. Amadeo García es el último taushiro y la única persona viva que habla dicha lengua. Lamentablemente, Amadeo no está casado y los cinco hijos que tuvo se separaron de su lado cuando estos eran pequeños. Entonces, en pocas palabras, el taushiro morirá cuando muera Amadeo.
Una lingüista al rescate. Juanita Pérez Ríos, quien estudió Lingüística en San Marcos, es quien viajó hasta Intuto en alto Tigre (Iquitos), donde vive Amadeo, para estudiar el taushiro y reconstruir su gramática. Así, de esta lengua quedará al menos evidencia y no desaparecerá por completo.
Pero, ¿por qué es importante que conozcamos esto? Solís Fonseca explica que si se pierde esa experiencia humana, se pierde algo que no se verá nunca más, que no se repetirá. «Por eso es importante no solamente que lo conozcamos, sino que nos comprometamos a que no desaparezca».
¿Y qué se está haciendo al respecto? «En San Marcos hay un trabajo constante para remediar estos hechos, puesto que es la única (institución) que se preocupó desde el comienzo por conocer la realidad de las lenguas peruanas y, en las últimas décadas, de las lenguas indígenas», me contó el experto.
En ese sentido, el profesor Solís anotó que en mayo culminó un diplomado en Revitalización lingüística y cultural, desarrollado por el CILA, con participantes de 15 países de América. «Tenemos a 29 personas de distintos países, desde México hasta Argentina, que se han formado en lo que vendrían a ser las estrategias y la comprensión de la revitalización (...). Se trata de hacer un trabajo que es intercultural e interdisciplinario. También se requieren las visiones de quienes no son indígenas para preservar las lenguas», manifestó.
¿Qué exactamente es la revitalización? Pues resucitarla. Es decir, volver a emplear una lengua que ya no se habla más en un pueblo. En pocas palabras: «revertir el debilitamiento para que pueda ser vital nuevamente». Una forma de hacerlo es lograr «que los padres enseñen a sus hijos las lenguas que ellos saben, de modo que no haya ninguna criatura que no tenga el derecho de heredar lo que sus padres han conocido». Si esto se logra, no habría razón para que una lengua muera.