Escrito por Miguel Angel Villanueva*
Es hora de quitarle a
Yoko Ono el estigma de ser quien separó a los Beatles, puesto que
eso no pasa de ser una leyenda. Y su historia tampoco se centra en ser quien
enloqueció y llenó de extravagancias a John Lennon.
Lo cierto es que la japonesa fue quien cambió
rotundamente la vida de Lennon, convirtiéndose en su esposa, su amante, su
compañera y su más notoria influencia.
¿Y quién era ella cuando entra en la vida de John? Era
una artista vanguardista, seguidora del llamado «arte conceptual» que sostenía
que las ideas son la esencia de la obra de arte, y el mensaje, el contenido y
la crítica son ya por sí mismos el arte.
Yoko provenía de un linaje aristocrático de la ciudad de
Tokio. Su madre, Isoko Yasuda, era de una familia propietaria de un banco
mercantil, y su padre, Yeisuke Ono, era pariente de la familia imperial nipona.
De niña, Yoko gustaba mucho de historias sobre guerreros
japoneses que tenían que atravesar en la vida tragedias y sufrimientos, y ella
quería ser como ellos. Un karma que para ella se inició cuando pidió de niña
sufrir eso mismo: siete desgracias y ocho desastres. «Yo era una niña
obsesionada con comunicarme, pero estaba siempre sola y eso me entristecía»,
dijo Yoko alguna vez.
Otro dato que poco se conoce es que de estudiante, Yoko
Ono se convirtió en la primera mujer en ser aceptada en la carrera de Filosofía
de la Universidad Gakushuin, una de las más exclusivas de Japón, donde estudió
junto al actual emperador de Japón, Akihito.
No es difícil notar que todas estas experiencias formaron
su temperamento.
¿Y quién era John Lennon cuando conoce a Ono? Era un
artista cansado de las giras con Los Beatles y agobiado de hacer siempre lo
mismo. Asimismo, era hostigado constantemente por los medios de comunicación
que le recordaban su famosa y cuestionada declaración: «Los Beatles son más
populares que Jesús».
Corría el año 1966. Yoko ofrecía una exposición en
Londres, en la Galería Indica. A John Lennon, exestudiante de Arte en Liverpool,
siempre le atrajo esta disciplina. Es por ello que la muestra llamó su atención
y de paso le atraía la idea de conocer a aquella artista oriental que llegaría
a su país. Al poco tiempo comenzaron una relación, para concluir casándose en
1969.
«Siempre tuve el sueño de conocer a una artista, incluso
desde la Escuela de Arte. Nos conocimos, empezamos a hablar y no sé cómo
sucedió. Me di cuenta de que ella sabía lo mismo que yo y quizá más, y que todo
eso provenía de la cabeza de una mujer. Me dejó boquiabierto», expresó John
Lennon respecto de este encuentro.
«Proveníamos de entornos muy distintos, pero al mismo
tiempo nos parecíamos en que los dos éramos tremendamente rebeldes. Recuerdo lo
difícil que fue para nosotros en esa época. El mundo nos aisló y también los
admiradores, porque estábamos juntos y además porque John había empezado a
expresarse», recordó Yoko Ono en el documental USA vs. Lennon (2006).
JOHN Y YOKO EN JAPÓN
Si hay un punto
primordial en aquella influencia japonesa en John Lennon, se dio en un viaje
que realizaron juntos en 1971. La pareja hizo una visita a Japón, luego de
casarse, con el fin de conocer a la familia de Yoko.
En este viaje, disfrutaron de la prefectura de Kioto y de
otros lugares. Los intereses de Lennon en Japón fueron más que extraordinarios,
partiendo del hecho de que es el lugar de nacimiento de Yoko. John quería saber
y ver cada cosa extraordinaria sobre Japón, como el zen, el haiku, el noh
(drama musical japonés), el budismo, los jardines, etcétera.
No expresó descontento alguno en donde se quedaron, una
hermosa y sencilla posada.
Respecto a la gastronomía, comió y bebió todo con mucho
gusto: yu-dofu, oden, tsukemono y sopa de miso. John, con un mal japonés,
decía: «Sabroso, sabroso».
Asimismo, Lennon declaró su gusto por el ofuro (baño
japonés de agua caliente). «No hay ningún problema en el uso de un inodoro
japonés tampoco. Este lugar es tranquilo y cómodo», decía.
SU GUSTO POR EL SUMO
Una de las actividades
diarias de John en Japón fue el ver la transmisión en vivo del sumo. Con la
traducción y explicaciones de Yoko, observaba cada encuentro con emoción. Él
era especialmente aficionado a Wakanami, un pequeño luchador de sumo. John se
alegró tanto cuando el luchador ganó, que celebró gritando.
La pareja aseguró en repetidas ocasiones que el viaje era
«maravilloso y fantástico», mientras comían botan nabe en el pueblo de Kibune,
en Kioto. «Voy a traer el verdadero Japón a Londres. Un día los japoneses
podrían visitarme para ver Japón en mí», declaró John.
Está claro que la cultura japonesa entró a la vida de
John, puesto que él supo absorber lo tradicional y emblemático del Japón
mostrado por su esposa Yoko. Y fue ella quien lo completó como persona y
artista, incluso poniendo su aspecto musical en un segundo plano.
Es que John buscaba un sentido a su vida. La fama y el
dinero no lo habían llenado jamás. Fue Ono quien lo hizo descubrir un mundo
nuevo.
«Cuando John conoció a Yoko, logró completar su voz. Yoko
le dio a John el sentido o el convencimiento de que podía decir o hacer todo lo
que quisiera, decir o hacer sin disculparse», afirmó Elliot Mintz, amigo de la
pareja.
En la actualidad, Yoko Ono tiene 81 años, y ha tenido que
pasar mucho tiempo para quitarse de encima la fama de ser la mala de la película.
Muchos ya no piensan de esa forma, aunque hay un sector que todavía se empeña
en acusarla de ser quien desvió a John Lennon y lo llevó por un camino
extravagante.
«Yoko ciertamente no separó al grupo, no creo que se la
pueda responsabilizar por nada, ya nos estábamos desarmando», expresó Paul
McCartney en el 2012.
Asimismo, declaró lo siguiente, respecto de una de las
canciones más emblemáticas de Lennon, Imagine: «No creo que la hubiese escrito
sin ella, por lo que no podría culparla por nada. Cuando apareció Yoko, parte
de su atracción fue su lado vanguardista, su manera de ver las cosas. Ella le
mostró a él otra forma de ser, lo que produjo una gran atracción en John.
Entonces era el tiempo para que John se fuera, porque igualmente se iba a ir».
Queda claro que Yoko Ono influyó notoriamente en John
Lennon, pues no solo incrementó su lado pacifista y contestatario, sino su lado
humano. Ese lado que Yoko supo explotar en el Beatle, sumergiéndolo en la
cultura japonesa, que, luego de conocerla, nunca quiso abandonar.
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*Este artículo fue publicado en la quinta edición de la revista Bunkasai (publicación del diario Perú Shimpo), en setiembre de 2014.