Vicepresidenta de la Organización
Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (Onamiap):
El Día de la Madre debe ser un día para
reflexionar*
Por Grace Gálvez Núñez
La asháninka Ketty Marcelo López, vicepresidenta de Onamiap, madre de
dos niños y miembro de la comunidad nativa de Pucharini, Chanchamayo, nos
cuenta cómo es ser mamá en la selva de nuestro país: las mujeres dan a luz de
pie y la crianza de los niños se da en entero contacto con la naturaleza.
Asimismo, este Día de la Madre nos invita a reflexionar sobre el rol que
juegan las mujeres en la sociedad y alerta sobre el incremento de feminicidios
en el Perú.
En el tema de violencia es lo mismo. Hay violencia en Lima contra la
mujer, y en las regiones igual. Las rutas de acceso para acceder a la justicia están
truncadas. Hoy en día vemos un sinnúmero de feminicidios. A veces una pone una
denuncia y pedimos garantías y nos dan un papel, ese papel no te garantiza que
tu esposo no te va a volver a golpear.
En ese sentido, el machismo está arraigado en nuestra sociedad, igual
que la discriminación hacia la mujer.
¿Y respecto a la crianza de los
niños?
Allá vemos el tema más cultural, el tema étnico. Las mujeres que vivimos
en el campo, por ejemplo, curamos a nuestros hijos con medicinas naturales, les
transmitimos la lengua materna, vemos cómo los educamos más en relación con la
naturaleza.
En cambio cuando la hermana sale a la ciudad, ya se pierde, es una como
asimilación, te asimilas a la zona urbana, más occidentalizada. Algunos hasta
perdemos la lengua, nuestra cultura, y cuando se pierde una cultura, se pierde
un pueblo.
En las provincias es más tranquilo, vivimos más en relación a la
naturaleza.
¿Su madre también es asháninka?
Mi mamá es yánesha y asháninka, y en la época que yo era niña había
bastante discriminación y terrorismo también, mi mamá y yo nos sentíamos
excluidas, además nos hemos sentido invadidos por gente que venía de la sierra.
Había mucha discriminación contra los hermanos indígenas, por eso mi mamá hablaba
poco su lengua materna y nos quería enseñarnos a hablarla.
Pero yo siento que ahora ha cambiado bastante, ya las comunidades
nativas sentimos que tenemos más derechos, trabajamos bastante en el tema de
identidad, reconocer y valorar nuestra identidad, nos sentimos más orgullosos
de lo que somos.
¿Cómo les enseñan a sus hijos a
convivir con la naturaleza?
Es un todo. Cuando vives allá estás en el campo, miras al cielo y si los
loros están pasando, ya sabes que va a llover en un rato. Miras las hojas y si
las hojas se voltearon y están blancas, sabes que va a llover. Si viene un
viento fuerte, sabes que pasará la lluvia. Son cosas que uno va a aprendiendo
porque te lo enseñan tu papá y tu mamá, y vives allí.
Si quieres saber cómo será el clima durante el día, sólo miras al cielo
y sabes que hará un sol fuerte, igual en el río. Si ha cantado el pajarito, uno
sabe lo que va a pasar, que va a venir un visitante, etcétera… Entonces es esa
relación que uno la va aprendiendo.
¿Cómo usan la naturaleza para
curar a sus hijos?
Si le ha pasado el frío, agarras una hierba y lo curas, hay hierbas para
todo. La naturaleza es nuestra farmacia. Si te has enfermado del estómago,
chancas una hierba, la tomas y te pasa. Si sentimos un malestar, vaporizan
alguna hierba y ya te sientes bien o cae la enfermedad que tienes.
También existen curanderos, pero son pocos, son los shiripiari, los ancianos, ellos conocen las plantas y para qué
sirven. Son los médicos, te tocan el pulso y saben lo que tienes.
¿Transmiten la lengua materna a
sus hijos?
Se ha perdido bastante y es porque nos asimilamos, salimos a la ciudad y
nos olvidamos. Un poco ayuda la educación intercultural bilingüe, pero más es
lo que se aprende desde casa. Lamentablemente cuando sale a la ciudad ya no
tiene con quién hablar, se olvida.
¿Celebran el Día de la Madre?
Es una celebración occidental, los pueblos indígenas no lo celebraban.
Mi mamá me decía que jamás se celebraba este día, sólo que cuando nosotros
empezamos a estudiar en el colegio ya llegábamos con nuestra rosita y la
actuación en el colegio. Eso fue algo que se aprendió.
¿Cómo dan a luz las madres en la
selva?
Mi mamá dio a luz en casa, adentro en una chacra, en una comunidad muy
lejana. La atendió mi abuela. El parto fue vertical, para que caiga más rápido.
Las embarazadas caminan y caminan, y el niño nace. Cuando nació mi hermanita,
pusieron un baldecito en el piso y ella cayó allí. Es un riesgo tal vez, pero
es la costumbre.
También se toman hierbas, yo misma experimenté eso. Cuando tuve mi
primer hijito caminé como dos días y nada, he sufrido. Pero luego, para la
segunda, les pregunté cómo hacen a las hermanas que tienen como ocho o nueve
hijos, y me recetaron una corteza de una planta, me dijeron que chanque eso, lo
haga hervir y lo tome. Eso es lo que hice y cuando me dio mis dolores, a las
dos horas ya estaba saliendo mi bebe, rápido. Ahora yo también recomiendo lo
mismo.
¿Es cierto que las mujeres se
niegan a dar a luz en la posta?
Sí, cuando estás embarazada te persiguen, creo que hay un encargado de
la posta que te persigue para los controles mensuales y las hermanas no están
acostumbradas, porque ellas mismas saben cómo hacerse su control, miden su
cintura y saben cuántos meses tienen.
Cuando pasan los nueve meses, las enfermeras están detrás para que dé a
luz en la posta, pero las hermanas no tienen confianza, prefieren dar a luz en
su casa, ya luego con su bebito van. Habíamos tenido problemas porque no
querían inscribir al bebé en el registro civil, porque tenía que tener un
certificado de nacido vivo.
¿Por qué falta de confianza?
Porque ellas están acostumbradas a las hierbas, a que la atienda la
mamá, la abuela y estar en casa. Incluso tienen su propio tratamiento, porque
hay hierbas que después te limpian todo. Creo que no se deben perder es esas
prácticas.
¿Cuál sería la solución?
Que las políticas públicas en cuanto a salud vayan dirigidas con un
enfoque intercultural, que los operadores de salud sean asháninkas, que sean de
confianza, que conozcan la realidad, que estudien medicina, pero que también
vaya ese componente. Para la medicina occidental, lo que nosotros hacemos es
brujería, creencias dicen; pero algo es cierto: si nosotros hemos sobrevivido
por tantos años, es porque nuestro método funciona.
¿Hay diferencias en la crianza de
un niño y una niña?
Al momento de la menstruación, sí. Cuando va a menstruar a la niña se le
separa, se le hace su casita, una chocita, para que tenga una etapa de
recogimiento. Eso es porque ya puede fecundar, es como una quinceañera, como su
paso a ser mujer.
¿Y sobre los trabajos en el
hogar?
También están definidos, el niño tiene que ir con el papá a traer el
agua, a pescar, a cazar; y la niña tiene que quedarse en casa a cocinar,
recoger la yuca, hacer sus deberes, hilar algodón para hacer la cushma (ropa típica de los asháninka),
para hacer sarato (bolsos), combinar
los colores, pintarlos, teñirlos, sacan las semillas del campo para teñir y
combinar los colores. Se hacen diseños en forma de pescado, de coquitos, etcétera.
Los hombrecitos aprenden los secretos de la caza, dónde van a hacer
huequitos, dónde caen, en qué árbol, aprenden a nadar y pescar, dónde hay
abundantes peces de acuerdo a los árboles. Uno sabe qué clase de pez hay porque
gustan de comer determinada hoja de árbol. O también cómo agarrar debajo de las
piedras a las carachamas.
También cuando hay pesca en grupo, cierran un brazo del
río, se cerca todo con piedras, le echan un líquido hecho con una planta
chancada, en la noche hacemos como chocitas, campamento, y luego los peces
mueren y los sacamos todo para comer.
¿Qué mensaje dejaría por el Día
de la Madre?
Que para valorar a la mujer no solamente sea el Día de la Madre, que sea
siempre. Hay que pensar más en la madre, en la mujer en todos estos tiempos,
con todo lo que viene sucediendo, es un horror ver diariamente en la televisión
cómo matan a las mujeres.
No encontramos esa ruta de acceso a la justicia, en la comisaría un
maltrato, una insensibilidad total, por eso debemos ponernos a reflexionar que
todos venimos de una mujer y nuestras hijas van a ser madres, en nuestras
hermanas, más que todo los varones, funcionarios públicos, policías, ser más
sensibles en el tema.
Las mujeres no solamente las mujeres están para cocinar, también hay que
valorarlas, darles un sitial y escucharlas. Que este día se use para
reflexionar.
*Entrevista publicada el domingo 12 de mayo del 2013 en el diario Perú Shimpo (edición especial por el Día de la Madre).
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