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13 de mayo de 2013

Homenaje a las madres indígenas del Perú


Vicepresidenta de la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (Onamiap):
El Día de la Madre debe ser un día para reflexionar*

Por Grace Gálvez Núñez

La asháninka Ketty Marcelo López, vicepresidenta de Onamiap, madre de dos niños y miembro de la comunidad nativa de Pucharini, Chanchamayo, nos cuenta cómo es ser mamá en la selva de nuestro país: las mujeres dan a luz de pie y la crianza de los niños se da en entero contacto con la naturaleza.
Asimismo, este Día de la Madre nos invita a reflexionar sobre el rol que juegan las mujeres en la sociedad y alerta sobre el incremento de feminicidios en el Perú.

¿Hay diferencia entre ser una madre que vive en una zona rural y una que vive en una zona urbana?
En el tema de violencia es lo mismo. Hay violencia en Lima contra la mujer, y en las regiones igual. Las rutas de acceso para acceder a la justicia están truncadas. Hoy en día vemos un sinnúmero de feminicidios. A veces una pone una denuncia y pedimos garantías y nos dan un papel, ese papel no te garantiza que tu esposo no te va a volver a golpear.
En ese sentido, el machismo está arraigado en nuestra sociedad, igual que la discriminación hacia la mujer.

¿Y respecto a la crianza de los niños?
Allá vemos el tema más cultural, el tema étnico. Las mujeres que vivimos en el campo, por ejemplo, curamos a nuestros hijos con medicinas naturales, les transmitimos la lengua materna, vemos cómo los educamos más en relación con la naturaleza.
En cambio cuando la hermana sale a la ciudad, ya se pierde, es una como asimilación, te asimilas a la zona urbana, más occidentalizada. Algunos hasta perdemos la lengua, nuestra cultura, y cuando se pierde una cultura, se pierde un pueblo.
En las provincias es más tranquilo, vivimos más en relación a la naturaleza.

¿Su madre también es asháninka?
Mi mamá es yánesha y asháninka, y en la época que yo era niña había bastante discriminación y terrorismo también, mi mamá y yo nos sentíamos excluidas, además nos hemos sentido invadidos por gente que venía de la sierra. Había mucha discriminación contra los hermanos indígenas, por eso mi mamá hablaba poco su lengua materna y nos quería enseñarnos a hablarla.
Pero yo siento que ahora ha cambiado bastante, ya las comunidades nativas sentimos que tenemos más derechos, trabajamos bastante en el tema de identidad, reconocer y valorar nuestra identidad, nos sentimos más orgullosos de lo que somos.

¿Cómo les enseñan a sus hijos a convivir con la naturaleza?
Es un todo. Cuando vives allá estás en el campo, miras al cielo y si los loros están pasando, ya sabes que va a llover en un rato. Miras las hojas y si las hojas se voltearon y están blancas, sabes que va a llover. Si viene un viento fuerte, sabes que pasará la lluvia. Son cosas que uno va a aprendiendo porque te lo enseñan tu papá y tu mamá, y vives allí.
Si quieres saber cómo será el clima durante el día, sólo miras al cielo y sabes que hará un sol fuerte, igual en el río. Si ha cantado el pajarito, uno sabe lo que va a pasar, que va a venir un visitante, etcétera… Entonces es esa relación que uno la va aprendiendo.

¿Cómo usan la naturaleza para curar a sus hijos?
Si le ha pasado el frío, agarras una hierba y lo curas, hay hierbas para todo. La naturaleza es nuestra farmacia. Si te has enfermado del estómago, chancas una hierba, la tomas y te pasa. Si sentimos un malestar, vaporizan alguna hierba y ya te sientes bien o cae la enfermedad que tienes.
También existen curanderos, pero son pocos, son los shiripiari, los ancianos, ellos conocen las plantas y para qué sirven. Son los médicos, te tocan el pulso y saben lo que tienes.

¿Transmiten la lengua materna a sus hijos?
Se ha perdido bastante y es porque nos asimilamos, salimos a la ciudad y nos olvidamos. Un poco ayuda la educación intercultural bilingüe, pero más es lo que se aprende desde casa. Lamentablemente cuando sale a la ciudad ya no tiene con quién hablar, se olvida.  

¿Celebran el Día de la Madre?
Es una celebración occidental, los pueblos indígenas no lo celebraban. Mi mamá me decía que jamás se celebraba este día, sólo que cuando nosotros empezamos a estudiar en el colegio ya llegábamos con nuestra rosita y la actuación en el colegio. Eso fue algo que se aprendió.

¿Cómo dan a luz las madres en la selva?
Mi mamá dio a luz en casa, adentro en una chacra, en una comunidad muy lejana. La atendió mi abuela. El parto fue vertical, para que caiga más rápido. Las embarazadas caminan y caminan, y el niño nace. Cuando nació mi hermanita, pusieron un baldecito en el piso y ella cayó allí. Es un riesgo tal vez, pero es la costumbre.
También se toman hierbas, yo misma experimenté eso. Cuando tuve mi primer hijito caminé como dos días y nada, he sufrido. Pero luego, para la segunda, les pregunté cómo hacen a las hermanas que tienen como ocho o nueve hijos, y me recetaron una corteza de una planta, me dijeron que chanque eso, lo haga hervir y lo tome. Eso es lo que hice y cuando me dio mis dolores, a las dos horas ya estaba saliendo mi bebe, rápido. Ahora yo también recomiendo lo mismo.

¿Es cierto que las mujeres se niegan a dar a luz en la posta?
Sí, cuando estás embarazada te persiguen, creo que hay un encargado de la posta que te persigue para los controles mensuales y las hermanas no están acostumbradas, porque ellas mismas saben cómo hacerse su control, miden su cintura y saben cuántos meses tienen.
Cuando pasan los nueve meses, las enfermeras están detrás para que dé a luz en la posta, pero las hermanas no tienen confianza, prefieren dar a luz en su casa, ya luego con su bebito van. Habíamos tenido problemas porque no querían inscribir al bebé en el registro civil, porque tenía que tener un certificado de nacido vivo.

¿Por qué falta de confianza?
Porque ellas están acostumbradas a las hierbas, a que la atienda la mamá, la abuela y estar en casa. Incluso tienen su propio tratamiento, porque hay hierbas que después te limpian todo. Creo que no se deben perder es esas prácticas.

¿Cuál sería la solución?
Que las políticas públicas en cuanto a salud vayan dirigidas con un enfoque intercultural, que los operadores de salud sean asháninkas, que sean de confianza, que conozcan la realidad, que estudien medicina, pero que también vaya ese componente. Para la medicina occidental, lo que nosotros hacemos es brujería, creencias dicen; pero algo es cierto: si nosotros hemos sobrevivido por tantos años, es porque nuestro método funciona.

¿Hay diferencias en la crianza de un niño y una niña?
Al momento de la menstruación, sí. Cuando va a menstruar a la niña se le separa, se le hace su casita, una chocita, para que tenga una etapa de recogimiento. Eso es porque ya puede fecundar, es como una quinceañera, como su paso a ser mujer.

¿Y sobre los trabajos en el hogar?
También están definidos, el niño tiene que ir con el papá a traer el agua, a pescar, a cazar; y la niña tiene que quedarse en casa a cocinar, recoger la yuca, hacer sus deberes, hilar algodón para hacer la cushma (ropa típica de los asháninka), para hacer sarato (bolsos), combinar los colores, pintarlos, teñirlos, sacan las semillas del campo para teñir y combinar los colores. Se hacen diseños en forma de pescado, de coquitos, etcétera.
Los hombrecitos aprenden los secretos de la caza, dónde van a hacer huequitos, dónde caen, en qué árbol, aprenden a nadar y pescar, dónde hay abundantes peces de acuerdo a los árboles. Uno sabe qué clase de pez hay porque gustan de comer determinada hoja de árbol. O también cómo agarrar debajo de las piedras a las carachamas.
También cuando hay pesca en grupo, cierran un brazo del río, se cerca todo con piedras, le echan un líquido hecho con una planta chancada, en la noche hacemos como chocitas, campamento, y luego los peces mueren y los sacamos todo para comer.

¿Qué mensaje dejaría por el Día de la Madre?
Que para valorar a la mujer no solamente sea el Día de la Madre, que sea siempre. Hay que pensar más en la madre, en la mujer en todos estos tiempos, con todo lo que viene sucediendo, es un horror ver diariamente en la televisión cómo matan a las mujeres.
No encontramos esa ruta de acceso a la justicia, en la comisaría un maltrato, una insensibilidad total, por eso debemos ponernos a reflexionar que todos venimos de una mujer y nuestras hijas van a ser madres, en nuestras hermanas, más que todo los varones, funcionarios públicos, policías, ser más sensibles en el tema.
Las mujeres no solamente las mujeres están para cocinar, también hay que valorarlas, darles un sitial y escucharlas. Que este día se use para reflexionar.

*Entrevista publicada el domingo 12 de mayo del 2013 en el diario Perú Shimpo (edición especial por el Día de la Madre).

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